
El Camino de Santiago… Como la vida misma.
Ni el cielo, ni la tierra. Ni blanco, ni negro….Ha sido bueno y malo. Cielo y la tierra. Blanco y negro…
Las dos caras en una misma moneda… La Unidad que todo lo incluye.
Y cada día, con su matiz emocional, pero siempre intenso, lleno de vida.
Empezamos con la lluvia casi diaria del norte. Aunque en el sur estemos tostándonos, en el norte el agua corre libremente y a sus anchas..claro, para regar aquel jardín, no queda otra..
Humedad y frío…no iba preparada para tanto chaparrón y el cuerpo lo notó enseguida.
Caminando con peregrinos que también iban con sus mochilas..medio llenas, medio vacías, pesadas, ligeras…incluso con mochilas ajenas..
Muchas de las personas con las que me encontré estaban con bastante removida emocional, y hasta hubo situaciones que no esperaba en “el Camino”..
¿QUÉ ME ESTABA DICIENDO ESTO?
Pues lo primero de todo, que no espere….que no haga ídolos….
Que me haga una con lo que la vida traiga en cada momento!
Los escenarios que se estaban dando delante de mí lo hacían para que yo tomara consciencia de mí misma.
No para rechazarlos, ni sentirme culpable por lo que ocurría,
si no para verme “entera”, en “el todo que soy”, y abrazar aquello que no había sido visto antes y tenía que ser incluido …porque también es mío.
Llega el baile emocional y con él, la aceptación y el abrazo. Sin juicio, sin “buenismos”, sin querer cambiar nada..solo observando y respirando el momento que se estaba dando con lo que se estaba dando.
Las emociones son mensajeros que nos avisan de cómo estamos percibiendo. Es importante escuchar la valiosa información que llevan. Escucharlas, sentirlas, ser el espacio donde ocurren…sin más…Sin miedo…Sin expectativas…
Negarlas por no considerarlas dignas de nuestro “Yo ideal” es negarnos a nosotros, es darle fuerza al programa de la ilusión.
Es querer seguir jugando con el juicio y el sufrimiento.
Estar allí con lo que está ocurriendo, porque ya está ocurriendo, y desde el único lugar que es posible: desde la Presencia…
En este momento TODO se pone a nuestro servicio. Al servicio de lo que que SOMOS.
No hay que hacer nada…
El Camino de Santiago… Como la vida misma.